EL AUTISMO EN ADULTOS

Cómo puede un adulto reconocer que es autista

El autismo experimenta un despertar impulsado por un auge en la educación y el descubrimiento en el área de la neurociencia y por el aumento de defensores autistas, quienes cada vez hablan más sobre sus propias experiencias. Aunque se han logrado progresos importantes, aún existe una generación de autistas sin diagnóstico formal. Muchos de ellos buscan respuestas por esa vida plagada de confusión social, condiciones crónicas de salud mental y una sensación de que algo simplemente no está bien en ellos. Por ende, si eres un adulto y te preguntas si perteneces a esta generación perdida de autistas adultos, bienvenido, ¡estás en el lugar correcto!  

En este artículo vamos a cubrir temas importantes como:

  • Qué es el autismo 

  • Las diferencias de estilo cerebrales únicas del autismo 

  • El enmascaramiento autista 

  • Las presentaciones no estereotípicas del autismo y cómo se diferencian del paradigma tradicional

En mi propia jornada de descubrimiento del autismo manifestado en la adultez fue crucial comprender sus presentaciones no estereotípicas. Sin embargo, primero estableceremos una base con información introductoria sobre lo que realmente es el autismo.

El autismo

¿Qué es el autismo? Esta es una pregunta que provoca respuestas diversas dependiendo de quien la plantea. Desde una perspectiva médica tradicional, «el autismo es un desorden en el neurodesarrollo caracterizado por retos en la comunicación, interacciones sociales, intereses obsesivos y comportamientos repetitivos». No obstante, como persona autista en la profesión médica, encuentro esta definición inadecuada. En su lugar, considero el autismo como una neurodivergencia, la cual se aparta de las normas y la cultura neurotípica, representado una neurominoría porque solo una minoría de personas tiene un neurotipo autista. 

El autismo es una forma de neurodivergencia

La neurodivergencia se refiere a un cerebro que procesa información cognitiva, social y sensorial de forma diferente a la mayoría neuronormativa. Incluye las experiencias de las personas que tienen un estilo de procesamiento único, el cual les genera retos, prejuicios, capacitismo y barreras en sistemas para tener acceso a educación y empleo. Al identificarse como neurodivergente, la persona reconoce y abraza esas diferencias en el funcionamiento cerebral y las formas diversas en que experimenta y navega este mundo.

La persona autista transita, a menudo, por un mundo diseñado principalmente alrededor de normas neurotípicas y el tipo de experiencias definidas por la mayoría no autista. Esto conlleva a varios desafíos y estresores, los cuales incluyen: ser mal entendidos por otros, tener un estilo único de comunicación social infravalorado y enfrentar malas interpretaciones de nuestras acciones por parte de quienes tienen un lente alista (no autista). 

El autismo como una identidad 

Conforme el movimiento de la neurodiversidad se afianza, consideramos los neurotipos a través de la diversidad neurológica. Así dejamos de percibir condiciones como el autismo y el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) como desórdenes patológicos exclusivos y los abrazamos, más bien, como identidades. En mis escritos van a notar que mi lenguaje ubica la identidad primero, por lo cual me refiero a ser autista en lugar de tener autismo. Esto refleja la incorporación del autismo como una parte significativa de mi identidad, algo que celebro y de lo cual estoy orgullosa. Al expandir nuestro entendimiento para reconocer el autismo como un neurotipo, es decir, una forma distinta de ser y una identidad, permitimos que se celebre la cultura autista y que aceptemos las diferencias de estilo de este cerebro. 

Diferencias de estilo del cerebro autista 

El cerebro autista exhibe un estilo distinto y unas diferencias que lo distinguen del cerebro alista. El Dr. Marilyn Monterio ha realizado contribuciones valiosas al categorizar estas diferencias en ciertas áreas principales: lenguaje-comunicación, relaciones sociales, respuestas emocionales y usos sensoriales e intereses.

Lenguaje-comunicación 

El cerebro autista muestra un acercamiento diferente al lenguaje y a la comunicación. Nuestro estilo de comunicación enfatiza compartir información, hechos y detalles complejos relacionados con áreas de nuestro interés. Florecemos en conversaciones centradas alrededor de nuestras pasiones, mientras que las conversaciones basadas en lo social pueden presentarnos más frustraciones y desafíos. 

Conversaciones basadas en los intereses 

Nos sentimos más a gusto cuando entablamos una conversación relacionada con las áreas de nuestro interés especial. Las conversaciones basadas en la información, las cuales exploran ideas, conceptos o áreas de interés externos son más cómodas para nosotros en comparación con las conversaciones basadas en aspectos sociales. Esas conversaciones involucran, típicamente, preguntas como ¿cómo estás? o ¿cuéntame algo sobre tí?, mientras que las basadas en la información pueden enfocarse en un libro favorito, una idea interesante, un proyecto o una área de interés. 

Comunicación de alto contexto verbal  

El contexto reviste gran importancia para nosotros. Nuestros cerebros piensan naturalmente en asociaciones y ecosistemas, en lugar de ideas aisladas y pensamiento lineal. Debido a esto, tendemos a usar lenguaje de alto contexto, lo cual significa que valoramos proveer el contexto completo y podemos dar muchos detalles para explicar el trasfondo, incluyendo hechos y detalles relevantes. Por ejemplo, cada vez que comparto una cita o una idea siento la necesidad de compartir cómo la encontré o a quién pertenece. Con frecuencia, explico el contexto de cómo aprendí esa idea, más allá de mencionarla solamente. 

Conversación emocional y basada en lo social 

Nuestras destrezas verbales disminuyen cuando discutimos emociones o tenemos conversaciones basadas en aspectos sociales, en especial en situaciones espontáneas y sin guiones. Estos encuentros pueden ser sensorialmente demandantes y el agobio sensorial que producen impactan nuestras destrezas verbales en esas interacciones. 

Relaciones sociales y respuestas emocionales  

Iniciativa social 

Las personas autistas prefieren iniciar interacciones sociales bajo sus propios términos. En mi caso, siento intrusivo o abrumador que otra persona inicie el contacto social conmigo. La conversación trivial y las interacciones sociales no planeadas son desafiantes para mí porque demandan un procesamiento sensorial rápido. Esto puede llevarme a un shutdown, una crisis autista involuntaria en la cual el sistema nervioso minimiza su actividad para recuperarse de una sobrecarga. Si yo tomo la iniciativa, me siento más involucrada y cómoda socialmente.

Interacción con los pares

Para muchas personas autistas es difícil construir y mantener relaciones con personas de su misma edad, en especial durante la niñez y la adolescencia. Mientras que deseamos conexión social con nuestros pares, con frecuencia batallamos para establecerlas. Muchos niños y adolescentes autistas encuentran mayor comodidad interactuando con adultos o con niños menores. En la adultez, algunas personas autistas siguen considerando que conectarse con niños es más fácil. Otros, por el contrario, se sienten más cómodos en ambientes intelectuales rigurosos como la academia o industrias orientadas a la ciencia; encuentran desafiante conectarse con sus pares fuera de estas áreas especializadas.

Preferencia por relaciones íntimas

Muchos adultos autistas prefieren un círculo pequeño de amigos cercanos o una o dos personas de confianza, a una red social amplia.* Tendemos a transitar los grupos sociales con dificultad porque implican interacciones espontáneas e impredecibles. Priorizamos conversaciones profundas y significativas y estas suceden solo con una o dos personas más. También nos sentimos más cómodos en nuestro tiempo a solas y no necesitamos socializar tanto como las personas alistas. Clínicamente, esto se conoce como baja motivación social. Muchas personas autistas tienen un mundo interior muy abundante, intereses marcados y la capacidad de entretenerse por sí mismos. Esto reduce la necesidad de socializar con frecuencia. Por ejemplo, ¡prefiero escribir este artículo a participar en una actividad social!  

* Nota: este rasgo podría no aplicarse para personas autistas con TDAH.


Respuestas emocionales

Las personas autistas tienden a mostrar mayor dificultad para desarrollar una narrativa coherente sobre su identidad y sus emociones. No obstante, esto no significa que no luchemos con nuestras emociones. Tendemos a experimentar niveles más altos de ansiedad, irritabilidad y enojo que las personas no autistas. Estos niveles se asocian con sensibilidad sensorial o alteraciones en las rutinas. La sobrecarga sensorial y las alteraciones en nuestras rutinas pueden detonar respuestas emocionales intensas. Además, muchos de nosotros no identificamos nuestras propias emociones hasta que llegan a niveles agudos, lo cual complica aún más nuestra habilidad para reconocerlas y regularlas.

Situaciones sensoriales e intereses

Intereses

Nuestros cerebros son excelentes para explorar áreas de interés. Debido a la hiperconectividad de ciertas partes del cerebro; nos interesamos apasionadamente por nuestros intereses y son fuente de gran placer, motivación y energía. Por lo general, estos intereses se integran en nuestro sentido de identidad. Cuando las personas autistas empezamos a hablar sobre ellos, nos emocionamos y la fluidez verbal aumenta. Además, podemos desarrollar habilidades excepcionales en el área de nuestro interés.

Sobrecarga sensorial

Las personas autistas tendemos a tener diferencias en el procesamiento cerebral y filtramos la información sensorial de forma tal que el cerebro se sobrecarga sensorialmente. Cuando esto ocurre, nuestra habilidad para acceder a destrezas verbales y orales se reduce y nos volvemos más dependientes de nuestras rutinas para sentirnos seguros y cómodos. 

Rutinas basadas en aspectos sensoriales

La repetición y las rutinas tienen una función sensorial reguladora, en un mundo impredecible y sobreestimulador. Una rutina repetitiva, un ritual o estar absorto en un área de interés sirven para bloquear experiencias sensoriales no deseadas. 

Stimming

El stimming se refiere a movimientos corporales repetitivos y una de sus funciones es bloquear la entrada sensorial. Al  mover cualquier parte del cuerpo repetidamente proporcionamos una entrada sensorial que controlamos. Lo anterior ayuda a bloquear la entrada sensorial del mundo exterior y nos apoya a calmarnos y a regular nuestro sistema sensorial. 

Ahora que cubrimos generalidades de las diferencias de estilo cerebrales, las cuales comparten todas las personas autistas, nos enfocaremos en cómo el autismo se presenta de formas diferentes y cómo esto lleva a la confusión en el diagnóstico y la dificultad en identificar adultos como autistas.



El autismo estereotípico versus el no estereotípico

Nuestro entendimiento del autismo se ha expandido significativamente al reconocer que se presenta de formas diversas más allá del estereotipo tradicional. En sus inicios, la investigación sobre el autismo se enfocó en niños blancos, de medios económicos y cisgéneros. Estos estudios resultaron en herramientas y criterios sesgados a favor de esta demografía. Este prejuicio perpetúa la identificación de individuos con autismo estereotípico, lo cual refuerza los estereotipos existentes. 

Sabemos que el autismo se manifiesta a menudo de forma distinta en individuos negros, indígenas, de color, niñas, mujeres adultas y personas no binarias. Muchos de estos individuos han desarrollado estrategias de camuflaje para enmascarar sus rasgos autistas. Es importante observar que la distinción entre las manifestaciones estereotípicas y las no estereotípicas no siempre es clara. Por ejemplo, algunos individuos de estos mismos grupos pueden exibir rasgos autistas estereotípicos, mientras que algunos hombres blancos cisgénero pueden presentar formas no estereotípicas. Aunque la presentación estereotípica del autismo se ha asociado con niños blancos en las investigaciones iniciales, es importante reconocer que las manifestaciones del autismo no son estrictamente categóricas. Además, una persona puede tener aspectos tanto de presentaciones no estereotípicas como de estereotípicas. 

Autismo estereotípico

Descubrir el fenotipo femenino autista fue un momento importante para mí. Sin embargo, rápidamente, me di cuenta de que este fenotipo va más allá del grupo femenino porque incluye a muchos individuos masculinos binarios, negros, indígenas o de color y muchos blancos cisgénero que exiben características similares. Laura Hull describe estas características en su artículo El fenotipo autista femenino (Female Autistic Phenotype). Cuando ofrezco entrenamiento sobre este tema, adapto el trabajo de Hull para utilizar «el fenotipo de alto enmascaramiento» porque es el término que prefiero. A continuación, describo características asociadas a este fenotipo. 

Fenotipo de alto enmascaramiento

Aunque esta no es una lista exhaustiva, las personas de alto enmascaramiento tienden a:

  • Desarrollar métodos sofisticados para mezclarse socialmente (enmascarar, complacer a otros, hacer guiones, ensayar)

  • Ser hiperempáticos 

  • Tener intereses especiales que no llaman la atención (los interiorizan más)

  • Ser autistas sin la coocurrencia de la discapacidad intelectual

Socializar

Una de las razones principales por las cuales las personas autistas de alto enmascaramiento no somos identificadas reside en el hecho de que nuestra adaptación a nuestras propias diferencias sociales, ya que estudiamos a las personas. Muchos nos hemos convertido en observadores aplicados de señales sociales y estudiamos cómo las personas se mueven, hablan e interactúan. Tenemos una motivación social innata o estamos condicionados socialmente. Por ejemplo, las niñas son objeto de expectativas para socializar y la sociedad demanda la necesidad de conformarse a normas sociales, por razones de seguridad, dentro de una sociedad racista y transfóbica. 

Como consecuencia, muchos de nosotros perfeccionamos estrategias para mezclarnos a nivel social. Estas estrategias incluyen suprimir u ocultar comportamientos de stimming, estudiar de forma minuciosa comportamientos sociales e imitarlos, analizar el comportamiento corporal, hacer guiones y ensayar conversaciones. Este proceso se conoce como camuflar o enmascarar.

Camuflaje autista

El camuflaje autista abarca tres características distintas: compensación, enmascaramiento y asimilación. La compensación involucra imitar y copiar a las personas alistas y el enmascarar incluye suprimir los rasgos autistas. El camuflaje por asimilación implica forzarse a participar en comportamientos que no son naturales, los cuales causan incomodidades importantes. Para una descripción detallada de esos conceptos, por favor consulta nuestro artículo El enmascaramiento autista. Más allá del camuflaje autista, hay otros factores que contribuyen a nuestra tendencia a mezclarnos más fácilmente en ambientes sociales. A continuación, explicaremos estas razones.

Intereses especiales autistas: mezclarse con importancia cultural

Los intereses especiales, también conocidos como intereses restringidos, representan un rasgo característico. No obstante, entre las presentaciones de autismo no estereotípicas, nuestros intereses especiales se alinean más con la cultura dominante. En tanto que la imagen estereotípica del autismo retrata intereses poco comunes o especializados con los que las personas conectan, las presentaciones no estereotípicas involucran intereses especiales que se mezclan bien culturalmente.

Algunos ejemplos de esos intereses incluyen: bandas de música, celebridades, programas populares, series de libros o de películas bien conocidas y causas de justicia social. Los intereses especiales también pueden no mezclarse culturalmente, pero ser temas o áreas que la comunidad de la persona admira. Por ejemplo, podrían ser libros y lecturas religiosas, teorías o actividades de identidad (teoría Queer o interseccionalidad) o temas religiosos. 

Durante mi niñez, mis intereses especiales giraban alrededor de Jesús y el cristianismo (crecí en una tradición fundamentalista) y temas de justicia social. Dentro del contexto de la cultura fundamentalista, mi pasión por estos temas era bien recompensada, así que me veía como una cristiana devota y entusiasta. 

De adolescente, investigaba profundamente el tráfico infantil en Tailandia y los aspectos económicos, sociales y religiosos. Mi dedicación parecía la de una defensora apasionada por la justicia social. No obstante, al observar de cerca, quedaba claro que dirigía mis conversaciones hacia Jesús o al tráfico infantil en Tailandia. Dedicaba horas al estudio e investigación de estos temas. 

Aunque el cristianismo podría ser un interés común, el nivel de intensidad era atípica para alguien de catorce años de edad. Mientras que los jóvenes de mi edad pasaban el tiempo con sus amigos, aprendían a tocar instrumentos o exploraban varios pasatiempos, yo estudiaba comentarios bíblicos en casa y memorizaba el libro de Romanos. Aun así, nunca di la apariencia de ser autista; parecía una joven cristiana buena y apasionada por asuntos de justicia social.

Intereses especiales autistas: intensidad e inmersión

El punto para diferenciar entre el interés autista y el de una persona alista no es el contenido del interés, sino su intensidad y profundidad. Aunque cualquier persona encuentra cosas que disfruta, las personas autistas manifestamos a menudo un nivel de pasión e inmersión incomparable en las áreas de interés. Esta intensidad excepcional y el involucrarse tan profundamente es lo que distingue al interés especial de un pasatiempo o de intereses ordinarios. 

Las personas autista generamos un ecosistema alrededor de nuestros intereses. Por ejemplo, cuando mi hija se interesó profundamente por una serie infantil quería decorar su habitación según el programa, se vestía como el personaje principal y tomaba la historia como la base de sus juegos imaginarios. Cuando desarrollo un interés especial, este se convierte en un lente por el cual percibo y filtro la realidad.  Cuando recibo información nueva, naturalmente la conecto a mi interés especial para comprenderla e incorporarla en mi memoria. Por ejemplo, si mi esposo comparte algo sobre fútbol europeo, esa información la podría conectar con conceptos relacionados con el autismo o el TDAH, los cuales son mi interés especial actual. Al conectar su idea al área de mi interés construyo un mapa conceptual que me permite comprender lo que él está diciendo.  

Cuando comparto esta conexión con otros, pareciera que intento dirigir la conversación hacia mi interés especial. En realidad, simplemente comparto cómo integro y comprendo la información nueva que él ha provisto. Para mí, un interés especial no es simplemente un interés, se convierte en mi lente para entender el mundo que me rodea y darle sentido. Cuando me dan información nueva, mi cerebro la conecta o asocia automáticamente con alguna idea paralela incrustada dentro de mi área de interés. Al conectar la idea nueva a una de esas áreas, puedo darle sentido a esa información entrante. De esta forma, mi interés se vuelve el medio por el cual proceso y metabolizo información nueva de una forma significativa.

Repeticiones internalizadas en adultos autistas 

Otra razón por la cual los adultos autistas de alto enmascaramiento son menos propensos a ser identificados es por nuestra tendencia a internalizar repeticiones. Esto podría manifestarse como stimming internalizado, repetir la misma oración o frase o contar en su interior. También involucra escuchar la misma canción por varias horas. 

El comportamiento repetitivo se extiende a otras áreas como tener una rutina alimenticia estricta y repetitiva, desórdenes alimenticios y otros. Debido a que esas repeticiones se internalizan, otras personas no las ven con facilidad y requieren entender cómo la persona internaliza esos patrones repetitivos.

Por ellos,  identificar los patrones repetitivos resulta más desafiante. De hecho, muchos de nosotros no nos damos cuenta de que nuestra experiencia de repetición internalizada es única y asumimos con frecuencia que todas las personas realizan repeticiones mentales similares.

La respuesta de adulación (Fawn): la internalización del estrés en adultos autistas

Las personas autistas acostumbradas a enmascarar se han adaptado al estrés y al trauma a través de complacer a las personas de una forma excepcional. Otra forma es por medio de la respuesta corporal. Muchos nos hemos adaptado respondiendo con adulación o complacencia (Fawn Response) e intentado apaciguar a otros a nuestro alrededor para no llamar la atención. 

También somos más propensos a tener shutdowns sensoriales, congelamiento corporal involuntario por estrés extremo o trauma, en lugar de meltdowns, crisis del sistema nervioso por sobrecarga con fuerte manifestación externa. Un shutdown pasa más desapercibido socialmente que un meltdown, por lo cual los adultos de alto enmascaramiento se inclinan más por respuestas de congelamiento o fawn cuando están en público. Esta es otra forma de internalizar el estrés externo; nuestros cuerpos sufren, pero parecemos calmados para el observador externo.

Manejar la hiperempatía como adulto autista

Quizás una de las razones más comunes por las cuales se les cuestiona a las personas autistas no estereotípicas que sean autistas es su alta empatía, la cual contradice fuertemente los estereotipos autistas. Aunque la investigación tradicional vincula al autismo con la hipoempatía o baja empatía, los estudios recientes sugieren que la actividad cerebral empática se correlaciona con la alexitimia y no con el autismo. Esto indica que no hay diferencias innatas respecto a la empatía entre los individuos autistas y los no autistas si se toma en cuenta la alexitimia (Bird et al., 2010).

Bird y su equipo de investigación han realizado estudios que muestran que la alexitimia, más que el autismo, explica varios rasgos emocionales y empáticos que se asocian típicamente con el autismo, tales como: la dificultad para leer expresiones faciales, reconocer emociones y la baja empatía. Esto sugiere que los criterios de diagnóstico para el autismo se han mezclado históricamente con la alexitimia sin hacer la diferencia. Por esto, es razonable asumir que las presentaciones de autismo no estereotípico se explican, en parte, por el perfil de las personas autistas que no tienen alexitimia. De hecho, cada vez más personas autistas comparten sus experiencias de hiperempatía y, algunos, se identifican como personas sensibles a las emociones de otros y reportan que tienden a absorber las emociones de los demás.

Para aquellos de nosotros con hiperempatía, este es uno de los factores que dificultan la socialización. Para mí, socializar es una experiencia sensorial de todo el cuerpo porque absorbo la energía de las personas a mi alrededor. En la presencia de personas extrovertidas, quienes emanan energía positiva, mi cuerpo vibra con una intensidad abrumadora y la percibo como intrusiva. Cuando la energía es de tristeza, me sumerjo en pesadumbre con ellos. Al interactuar con alguien que disocia, mis sentidos se adormecen y mi mente se nubla. Experimento tensión muscular y estrés cuando las personas a mi alrededor están estresadas o ansiosas. Estas experiencias sensoriales generan que la socialización sea un reto para mí. Las dificultades de absorber las emociones de las personas son mayores que las de la conversación trivial. Como resultado, soy selectiva al decidir con quien invierto mi tiempo.

Pensamiento existencial de autistas adultos no estereotípicos

Una de las razones por las cuales luché con la idea de identificarme como autista es mi estilo de pensamiento profundo existencial, teórico y metafórico. Tenía un entendimiento limitado de lo que significaba el pensamiento concreto y literal. Aunque tengo un estilo de pensamiento visual y concreto en muchos aspectos (necesito que mi esposo me explique sus chistes), los conceptos y los pensamientos existenciales me interesan a un nivel muy profundo. Es interesante que esta tendencia parece ser más común entre las personas que presentan un autismo no estereotípico. Muchos de nosotros tenemos un interés especial en la espiritualidad, filosofía, existencialismo o humanitarismo y, a menudo, contemplamos la naturaleza de la existencia. 

 El costo del alto enmascaramiento: un sentido del ser difuso

Al desarrollar un alto nivel de enmascaramiento, la antena para captar los asuntos de las personas a su alrededor tiene el volumen alto y son muy receptivas, mientras que la antena que sintoniza su propio ser se apaga. Estas personas absorben y adaptan la energía, comportamientos e intenciones a su alrededor de forma efectiva y por medio de apagar la percepción de su propio ser.

Nos convertimos en camaleones profesionales y aprendemos a adaptarnos y mezclarnos. A pesar de que esta estrategia adaptativa ayuda a mezclarse a nivel social, el costo es alto para nosotros porque desarrollamos una identidad social distinta. Para muchas personas de alto enmascaramiento, nuestro sentido del ser se moldea por influencias externas, lo cual resulta en un sentido difuso de quienes somos o una sensación generalizada de vacío. Este sentido difuso del ser se confunde con facilidad por inestabilidad y resulta en diagnósticos erróneos como el Trastorno Límite de la Personalidad y otros desórdenes de personalidad. 



Los desafíos de obtener un diagnóstico de autismo para los adultos de alto enmascaramiento

Entre las personas de alto enmascaramiento se destaca un patrón paradójico. Las probabilidades de que esta población busque con intencionalidad un diagnóstico en la adultez van en aumento; sin embargo, las probabilidades de recibirlo son bajas debido al enmascaramiento. Muchos de nosotros hemos experimentado el impacto de los desafíos de salud mental toda una vida. Estos podrían ser: depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático. Buscamos un lente preciso para entendernos a nosotros mismos, motivados por una confusión relacionada con nuestras luchas de salud mental, en contextos sociales y relacionales y la fragilidad de nuestra autopercepción. Irónicamente, aunque es más probable que el autista adulto no estereotípico quiera y busque  un diagnóstico que los estereotípicos, sus probabilidades de recibirlo son menores. Somos menos propensos a ser identificados como autistas porque hemos internalizado muchos rasgos autistas.

Diagnósticos erróneos comunes para los adultos de alto enmascaramiento

Con frecuencia, los adultos que enmascaran mucho enfrentan una gama de diagnósticos erróneos, lo cual podría complicar más su jornada hacia un auto diagnóstico preciso. Las etiquetas erróneas como el trastorno límite de la personalidad, el desorden bipolar, el trastorno de estrés postraumático, el trastorno de evitación de la demanda o el trastorno obsesivo compulsivo son muy frecuentes. Además, es común que tengamos condiciones coocurrentes como el TDAH, TOC, depresión, ansiedad, ansiedad social y TEPT, lo cual contribuye aún más a que el panorama del diagnóstico sea complejo. 

En la segunda sección de este artículo cubriremos temas importantes como la presentación estereotípica del autismo y los pasos que puedes tomar si sospechas que podrías ser autista.  

Traducido por Eugenia Coto

Corrección de estilo español por Jeannette Soto

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